domingo, 27 de abril de 2008

Dedicado a la Mujer que Amo

Bendito aquellos ojos que me miraron por primera vez, benditos labios que me bendijeron, bendito el regazo que me cobijó, bendito Dios que me trajo hacia ti.
Como no recordarte a cada instante, si siempre te he de necesitar, así sea grande o chico, así esté lejos o cerca, siempre mis labios han de ser bendecidos tan sólo por nombrarte.
No sé si naciste para serlo, no sé si estuviste preparada, no sé si elegiste ser la mujer que eres, la amiga, la hermana, la tía, la abuela, la comadre, la Madre!, tan sólo sé Mamá, que ese nombre no te queda grande:

Todo es chico ante ti, hasta Dios, estoy segura, se inclina ante su creación más perfecta que no deja de ser imperfecta aún, pero que trata siempre de surgir cual ave fénix, avanza y triunfa, sintiéndose satisfecha tan sólo porque los suyos estamos bien, incluso muy a pesar de ellas mismas, pues también lloran, pero saben reír. Te mereciste, te mereces y te merecerás hoy, mañana y siempre, todos los respetos, mis respetos mamá, a ti mujer que en tu estado, dejas de ser tal, para ser sólo Madre sin olvidarte que eres también mujer.

Bendigo el momento en que mis labios pronunciaron tu nombre por primera vez, bendigo el instante en que mis ojos se abrieron tan sólo para verte, bendigo aquel día en que dije: Mamá, bendigo también todos los días de nuestras vidas en que digo ay mamá! porque casi me sucede algo, te bendigo y te bendeciré por mostrarme el camino, por equivocarte, por decirme que me amas, por hacerme reír, por contar contigo, por ser tal y como eres, te bendigo mamá por ser lo que eres: Mi Mamá.

Joy